Frutos del Espíritu Santo

Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, benignidad, Mansedumbre, Fidelidad, Modestia, Continencia y Castidad.

  1. Amor: Es ese infinito amor y respeto que tenemos a Dios, y al prójimo como a nosotros mismos. Es ese amor que le damos a nuestros hijos, familiares y demás seres que nos rodea sin esperar nada a cambio, sin ningún interés, solo el amor nos mueve a ayudarlos y protegerlos. El amor nos mueve a hacer obras de caridad por nuestro prójimo.
  1. Gozo: Es la alegría, el júbilo, satisfacción, estar felices, contentos y regocijados en el Espíritu Santo, es una felicidad inigualable al tener este amor tan grande. Es también la felicidad que nos produce al dar y ayudar a nuestros semejantes, que no se compara con los bienes materiales. Es estar gozosos por el bien que le hacemos a los demás, siempre debemos permaneces alegres, que nada nos turbe, que nada nos espante y con Dios nada nos faltara.
  1. Paz: Es sentir una paz interior, reposo y completa calma. Esa paz que nos regala el Espíritu Santo cuando obramos bien, aunque dentro nuestras vidas existan dificultades, fracasos, desilusiones y frustraciones, solo nos queda unos deseos de seguir adelante, por esa fe que tenemos en nuestro Padre Celestial.
  1. Paciencia: Son las luchas y dificultades que tenemos que afrontar en nuestra vida sin dejarnos perturbar, al contrario, es conservar la calma. Que no nos importe si los demás no piensan y actúan igual a nosotros. Cuando estemos enseñando a nuestros hijos conservar una profunda calma y paciencia, es hacerlo con amor, no pensar en el tiempo que tengamos que dedicarles y repetirles hasta que aprendan, nunca enojarnos.
  1. Longanimidad: No desesperarnos por los designios o metas que Dios nos tiene para nuestra vida, tener coraje y animo en nuestras dificultades, los tiempos del Señor son perfectos. Tener bondad y paciencia por el prójimo.
  1. Benignidad: Es la dificultad de hablar y actuar ante los demás, no tratar mal a los que conviven con nosotros o con las personas cercanas, nuestro esposo e hijos, a pesar de que no nos traten bien. Debemos ser respetuosos, amables, cordiales y dulces en el trato con los demás.
  1. Bondad: Es tener piedad y misericordia por los más necesitados, especialmente por el que sufre y no tiene quien les de la mano. Es tener compasión, piedad, ternura, por todos los seres que le rodean en especial por su familia, vecinos, compañeros de trabajo, empleados y mascotas, las personas que son bondadosas están llenas del Espíritu de Dios y sus vidas están en una completa paz y felicidad. La bondad que tuvo Jesucristo, al entregar su vida, para salvar la humanidad.
  1. Mansedumbre: Es no guardar rencor en nuestro corazón, es tratar a todos los seres con amabilidad, cordialidad, comprensión, valorándolos y dándoles mucho amor. No perder nuestros fundamentos, ni ser irritados y coléricos en nuestro comportamiento, debemos aceptar a los demás tal como son, pero colocando límites.
  1. Fidelidad: Es respetar a las personas cuando tenemos una cita, debemos ser puntuales y no dejarlas esperando, cumplir todos los compromisos y horarios, no ser hipócritas con las amigas hablando de frente una cosa, pero a su espalda otra. La fidelidad también esta con Dios, con la fe que tenemos hacia él y cumpliendo sus mandamientos. Dios nunca nos deja solos, en nuestras tristezas, fracasos y desilusiones, él es nuestro padre fiel.
  1. Modestia: Es nuestra forma de hablar de actuar y de vestir de forma moderada. Es la virtud de reconocer nuestros errores y defectos, no hacemos ínfulas de nuestras posiciones y facultades, es tratar de una forma suave y dulce a nuestros seres queridos, que no los hagamos sentir mal, ni causarles daño alguno.
  1. Continencia: Tratar de no hablar mal de las personas, no ser hipócritas hablando de frente una cosa y por detrás otra, ponerle freno a la lengua, lo que es de la carne son impurezas como: fornicar, hechicería, culto a ídolos, odios, envidias, borracheras, ambiciones, celos, división entre los hogares y orgías, el reino de Dios no es en el cielo, es lo que vivamos aquí en la tierra.
  1. Castidad: Tener fuerza interior para controlar los placeres e instintos sexuales, no a la pornográficas, no serle infiel a tu pareja ni en cuerpo ni en pensamiento, no fornicar. Como lo sacerdotes y monjas que hicieron votos de castidad para entregarse en cuerpo y alma a nuestro padre celestial, las personas también hacemos votos de castidad y respeto con la pareja que decidimos pasar la vida juntos y debemos respetar la bendición de Dios.

Los dones y frutos del Espíritu Santo

Debemos pedirle al Espíritu Santo que nos de fortaleza para hacer ese cambio en nuestra vida, que nos aleje de la depresión, la ansiedad, frustración y el suicidio.

Donde llevamos una vida carnal como las drogas, alcoholismo, infidelidad, pornografía, violencia, adulterio, perversión y los malos tratos a nuestros seres queridos, puede llegar a nuestro corazón el Espíritu con sus Santos dones y cambie nuestra vida.

El Espíritu Santo, cuando lo invocamos nos ayuda, nos fortalece, nos ilumina y nos transforma en ese ser nuevo que deseamos, ahuyentándonos de los vicios que nos tiene al borde de acabar con nuestra salud y vida. como es cuando llevamos una vida de excesos y alejados de la palabra de Dios.

Reflexión de los Dones y Frutos del Espíritu Santo.

Cuando el Espíritu entra en nuestros corazones, nos invade un gozo, que los que nos rodean lo notan al instante, no volvemos más humanos, pasivos, humildes, calmados, todo a nuestro alrededor es más divertido y la vida es un bálsamo de paz.

La paciencia, es la actitud que tomamos frente a las dificultades, que se nos presentan en el diario vivir, no nos irritamos ni nos desesperamos, sabemos que con la ayuda de Dios todo pasara. El amor tiene esa actitud de serenidad y tolerancia para soportarnos los unos a los otros.

La benignidad y la bondad va ligada la una de la otra, ya que es el trato que le damos a las personas, esto tiene que ver con la misericordia, la compasión y piedad, también la facultad que tenemos de perdonar, sin importar el mal que nos hallan hecho.